miércoles, 27 de abril de 2016

Nº 3 . El laberinto. Extraños senderos. Momentos


Lo son, no cabe duda cuando se pretende andar por un laberinto en automóvil. Asfaltados, nada de vegetación conformándolo. En su lugar edificios. El dédalo con sus vericuetos, surcados por abandonadas vías de tranvía. Llueve, es de noche.Mi orientación,los faros encendidos me permiten atravesar con fortuna este laberinto callejero que no es tal.Es el que llevo encima, en mí mismo, porque mientras marcho al son del ronroneo del motor, algunos bocinazos, o destellos de guiños luminosos destacándose en el ambiente.Me detengo por un rato en un lugar apropiado.Me adentro en un laberinto emocional, aquel que conforma una parte  de mi vida. Bolígrafo y papel en mano en la penumbra  registro lo que siento.
Llevo a mi viejo muerto en el bolsillo, en una fotografía.
Ceremonias,flores,gestos de dolor,autos, un cajón reaparecen en mi memoria, me pregunto ¿Como lo tengo en el bolsillo a la derecha? No está aquí, arriba, a la izquierda.
Sí, allí lo guardo ahora, mi corazón late fuertemente. Lloro porque sé que  está mi viejo en una una fotografía muerto.
Pongo el motor en marcha, y parto.
La noche me traga.

Veji 

1 comentario:

  1. ¡Qué buen relato doctor! ¡Cuánta profundidad y misterio ronda el recuerdo aludido! Me encanta la decisión final del cambio de bolsillo. Excelente. Gracias. Anita.

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