miércoles, 4 de mayo de 2016

nº 4 El laberinto. Don Quijote, el hombre del mate.


Pasó a la historia como el hombre de La Mancha. Hasta un musical, entre tantas adaptaciones, llevó ese título. Cierto que su aventura giró en torno a su locura, convertido en el hombre más libre, sin ataduras. Y como decimos aquí, mal del mate es estar loco, desequilibrado. Sin embargo el título de este relato se refiere a este don Quijote aficionado al mate con bombilla, tan caro en Argentina ,Brasil, Uruguay, Paraguay, Siria y otros países árabes. Un fanático es el Papa y por él entró en el Vaticano.
Don Quijote arribó a estos lares según un cuento de Mujica Láinez de su serie Misteriosa Buenos Aires. Llegó encerrado en un libro que al ser abierto permitió que él, con su Rocinante,su escudero,incursionaran en la vida colonial. Sintió mucho bochorno al comparar su jamelgo con los briosos caballos criollos crecidos en la pampa en forma prodigiosa. Rocinante, Sancho, su burro,quedaron totalmente eclipsados. Solamente él sumergido en esa extraña vida. Hasta que una esclava negra le cebó un mate. Como le sucedió a todos quedó dominado por ese nuevo placer. Pensó que a su regreso su amada Dulcinea lo aguardaría en la puerta del rancho,o pegada al fogón, al pie del aljibe, o a la sombra del ombú. Ella se los cebaría con todo amor y dedicación. Hasta la imaginó con trenzas, vestida de percal como una paisana más. Oyó que el dueño del libro proyectaba su regreso a España.Se apresuró a meterse en las hojas del libro, con su caballo, su escudero y un buen saco de yerba mate.Ya en plena Mancha continuó con sus aventuras.Intentó usar la bacía para cebarse algún amargo.Recurrió mejor a la excelente cerámica española jalón fundamental del progreso de la civilización europea en esa artesanía al imponer la forma de vaso-campana con exquisita decoración. Así mas un tubo hizo del mate un hábito cotidiano.
Toda esta parte y detalles de la historia no la escribieron Mujica Lainez ni Cervantes, contemporáneo de Shaskepear, de cuyas muertes se han cumplido  400 años en simultaneidad. Se lo imaginan a Hamlet dialogando con la calavera entre mate y mate?
Cada uno con su locura y nuestro mate consagrado como bebida universal.
 
Veji

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