No hay laberinto que pueda contenerlos.Tal su número.¿sería posible construir físicamente uno con la magnitud necesaria?.No importa su factibilidad, si su significado,Cuestión de adentrarse en el recuerdo de la nostálgica memoria.Aquello que deseamos recordar.Lo otro,que emerge a pesar de nuestra voluntad,lo que calificamos como malos recuerdos a los que intentamos ponerles un velo.Siempre estarán agazapados, al acecho en sorpresivas reapariciones.En ese laberinto no físico, nuestros pasos son invisibles, no dejan huella en el suelo, cualquiera sea su composición.Recuerdos a los que agregamos nuevos elementos, porque cada instante vivido suma.con destino incierto.Porque la duda aparece acompañando nuestra capacidad mental, sujeta a su vez por incidencias múltiples.Salud, accidentes, genética.Puede ser condenada a borradura total o parcial.Sin respuestas a pesar de convocarlas.La sabemos acuMuladora con un amigo inexorable, el tiempo.El hace que no todo sea recordable salvo con registros específicos para poder recurrir a ellos.Y si todo funciona normalmente, cada sendero nos conducirá a una meta.Podrán ser senderos truncos.En síntesis caminar por los senderos de los recuerdos nos revela capacidad existencial.Así hasta que conciente o inconcientemente nos hallaremos con una no salida,el fin del laberinto de nuestros recuerdos.
Veji
Ay... esos malos recuerdos agazapados y al acecho... Genial su definición doctor. La única manera de no temerles y que no acumulen con el tiempo, es analizar cada partícula, revivirla y, en lo posible, congeniar con ella, no por acuerdo sino por reconciliación irreductible. El comienzo de un nuevo laberinto.
ResponderEliminarSomos fabricantes permanentes de recuerdos. Recuerdo + recuerdo+recuerdo = nada . Es la higiene biológica de la vida.Simple comentario que no será recuerdo...
ResponderEliminarAbrazo
nor