miércoles, 12 de octubre de 2016

Nº 21 .El laberinto.El cazador o cosechador de cuentos e historias.


Nuestro personaje,hombre esencialmente urbano,acechaba por los bares,las calles,los lugares públicos,protagonistas de distinto nivel,o condición.Situado siempre en un lugar  donde,munido de instrumentos adecuados,podía cosechar,cazar,aquello que consideraba presa adecuada.Nada de instrumentos electrónicos o de alta tecnología.Lo suyo tanto en cosecha como en caza,consistían en tijeras como las usadas en la vendimia,escaleras,bolsas o canastos para las frutas,trampas en lo posible atraumáticas.Con mucho cuidado según lo atrapado con esas clásicas redes,las pinchaba en planchas de corcho.Casi todo lo guardaba en frascos tipo conserva,cerrándolos colocándoles papel manteca embebido en alcohol y luego la tapa metálica.Así evitaba que el moho invadiera el contenido..En suma agregaba alguna esencia de vainilla,clavo de olor,especias variadas.Pensaba así darles a los cuentos o historias un sabor y aroma especial.Todos esos frascos o placas de corcho los iba acumulando en una despensa que había destinado a guardar su colección,especulando  que alguna vez se las vendería a alguna editorial.La despensa  perfectamente preparada con estantes,penumbra mantener una temperatura fresca.
Así entre cosechas y cacerías fue completando los espacios disponibles.Cercano a coronar su proyecto,este quedó trunco a causa de su muerte.Su colección despertó ambiciones entre los herederos.Ante escribano decidieron hacer un inventario para luego repartirlo.Sorpresa,los frascos habían estallado,como conserva mal envasada.
El porqué, el como y que se hizo de sus despojos,es otra historia.

Veji

1 comentario:

  1. Querido doctor, me hizo acordar a Kafka. Esta narración está llena de intriga y, aunque extraña, somete al individuo que la lee a la necesidad del desarrollo. Muy original, por cierto. Cariños.

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